Colonia Villaflores

Tras hablar de realizar una salida para compartir conocimientos, por fin coincidimos mi amigo Juan Ramos, (www.micamara.net), y yo.


Aparcamos cerca de la colonia, las nubes amenazaban tormenta a lo lejos pero aun estaba distante, los últimos cientos de metros los realizamos a pie, observando el cercado y el tamaño del complejo. Vimos una abertura y nos adentramos. La vegetación en algunos casos nos llegaba por encima de la cintura, las zarzas con sus púas nos hicieron pensar que había sido buena idea acudir con un pantalón largo pese al calor del dia. La mayor parte del complejo estaba sellado a cal y canto, desde las viviendas hasta el palomar pasando por la capilla. No es para menos el riesgo de derrumbe de sus techos es extremo. Por fin pudimos acceder al edificio principal, el estado interior es el de una maraña de vegetación típica de la meseta central, con zarzas que se enredan entre las piernas mezclada con una sensación de derrumbe inminente abrumadora. La belleza exterior de la mezcla del ladrillo visto y la caliza de las fachadas contrasta con el deplorable estado de los interiores a los que accedimos. Escombros esparcidos por doquier. Techos que sonaban y desprendían arena con cada soplo de aire un poco perceptible. La tormenta se iba acercando, el tiempo jugaba en nuestra contra. El permanecer allí si se producía la descarga violenta de la lluvia tenía un alto riesgo, recorrimos las estancias accesibles, tomando el tiempo necesario para cada fotografía, pero sin más deleite, sin poder pararnos a observar con tranquilidad lo que nos rodeaba. Palomar inaccesible, capilla inaccesible, arañazos de zarzas...

Hay veces que las espinas clavadas por tiempo duelen más al sacarlas que el dejarlas ahí, la belleza de los interiores se me ha resistido esta vez en su mayor parte, pero no en su totalidad, no creo que vuelva a este paraje, no me agrada la idea de ver más deterioro y saber que no pude captar la esencia de algunos de sus rincones, me gusta explorar, no me gusta dejar nada atrás, pero los elementos pueden a veces más que la curiosidad.


He dividido las fotografías en dos bloques, parte exterior e interior,


Un poco de historia, , hay más mi querido/a lector/a con una simple búsqueda del poblado tendrás tu curiosidad más que saciada.

perteneciente a las familias de los Cárdenas, los Ibarra, los Cortizos y desde 1882 a María Diega Desmaissières y Sevillano, condesa de la Vega del Pozo y duquesa de Sevillano. Se unió a Guadalajara en 1964, y que finalmente quedó para la finca que albergaría más tarde el poblado.

La construcción del poblado fue encargada por la duquesa de Sevillano al arquitecto Ricardo Velázquez Bosco como colonia agrícola, que, siguiendo las tendencias filantrópicas de la condesa, dotará al complejo, aparte de los inmuebles propios de la explotación, con una escuela, una capilla y ocho viviendas para los trabajadores.Las obras se desarrollaron entre 1886 y 1887 y se inauguró en 1887 como poblado agrícola para la familia. Consta de una casona principal, un gran palomar en forma cilíndrica, cuatro edificios de viviendas, dos pozos con noria y una pequeña ermita rodeada de un cementerio. Para la construcción de todos sus edificios se usó la mampostería de piedra caliza reforzado con el ladrillo visto.

A la muerte de la condesa, los nuevos propietarios perdieron el interés por el conjunto, lo que inició un progresivo declive. (fuente wikipedia)



Acompáñame en este viaje hacia la decadencia.


El exterior del palomar, imponente, la cúpula superior y la pequeña salida al exterior me maravillaron.

La capilla con las puertas y ventanas tabicadas nos negó el acceso

Tras la alambrada agujereada el abandono nos espera.

...Sustentada por puntales. tristeza de estado para un lugar maravilloso.

Como no, paredes demolidas y los escombros esparcidos en cualquier dirección.

La puerta con chapas de metal en su parte exterior abierta de par en par invita a cruzar su umbral, en el exterior, la densa vegetación.

Clavos en las vigas caídas...

Un cartel más que bien colocado, siendo comido por la vegetación.

Juego de perspectivas.

Dentro la desolación, fuera la selva de zarzas.

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Donde el angular de tu cámara no llega tu teléfono puede arreglarte lo que quieres plasmar.

Otra toma del exterior del palomar entre la maraña de vegetación.

La capilla al fondo de la calle, un pequeño sendero entre la vegetación conduce a ella.

El autor, fotografía de juan Ramos www.micacamara.net