Portugal, el pueblo de los sanatorios III

Pasear por las calles del pueblo para ir a de un punto a otro, aunque nos hospedamos a más de 20 kilómetros, era una auténtica delicia. Rodeados de montañas con calles empedradas y un bosque majestuoso en la sierra. Había que visitarlo todo, o al menos lo máximo posible. La noche la dejamos para otros menesteres dentro de los edificios, pero durante las horas diurnas fue sorpresa tras sorpresa al recorrer cada pasillo cada estancia cada recoveco de los antiguos sanatorios. Al final logramos encontrar parte de la maquinaria usada para el radiodiagnóstico.

Si quieres saber más de la historia te recomiendo ver las entradas anteriores.


Un interruptor tan ajado por el tiempo que no me atreví a tocar por miedo a que se deshiciese.

El ascensor, personalmente me encanta esta fotografía, los mandos interiores de palanca hacen que visualice un ascensorista en su interior, preguntando amablemente a que planta se dirige cada ocupante

Osado es aquel que abandona sus miedos para dormir en un lugar como este.

Una máquina de RX de tórax aun conectada a los controles nos dió la bienvenida al cruzar la puerta, el estado de conservación era bueno al, fondo un radiador en la esquina se ocupaba de que la estancia fuera climatizada.

El control de RX manetas y diales... para asegurar la potencia adecuada.

Sin palabras...

Otra de las maquinas de RX, en esta solamente los gatos pasean por su superficie.

Una máquina de rayos x que por las características bien podría ser de los años 40 totalmente ajada por los desprendimientos del techo y la inclemencias de la sala en la que se encuentra. Esta fotografía encontrada tras mucho bucear en la red, que muestra un búnker de la segunda guerra mundial tiene un modelo de gran similitud.